Cuando la política es cosa de risa
Reírse de reyes o de déspotas puede ser en extremo peligroso: reírse de presidentes y de primeros ministros, no tanto. Aunque los áulicos de todo palacio griten y se rasguen las vestiduras, lo cierto es que la democracia y el humor viven una saludable rivalidad.
POR Alexander Rose

ACERCA DEL AUTOR

Trabajó en Washington como corresponsal del Canada's National Post. Escritor e historiador, es autor de "Washington's Spies: The Story of America's First Spy Ring" (Bantam, 2006).